Desciendo hasta el infierno prácticamente ya no somos nada sin internet. Están tan aferrados al teléfono móvil todo el día viendo página y actualizando estados en redes sociales, sin embargo, ¿y si alguien nos está vigilando desde la red? ¿Y si logramos acceder, de manera accidental, a un espacio que puede despertar algo que sería mucho mejor que siguiera oculto entre los bits que ha sido cerrado? Un espacio el cual hubieras deseado jamás entrar…
Autor: Ivan Mourin